El clima invernal puede ser desafiante para tu piel debido al frío, el viento, los niveles bajos de humedad y los ambientes secos de las calefacciones. La sequedad en el rostro y en el cuerpo puede tener su origen en la reducción de la cantidad de ácidos grasos, colesterol y ceramidas, los cuales son esenciales para fortalecer la barrera cutánea, que ayuda a retener la humedad. Una barrera cutánea debilitada conduce a una piel más seca.¹
La principal característica de la piel seca es la deshidratación, debido a que presentan menor cantidad de lípidos en el estrato córneo y por tanto, aumenta la pérdida de agua transepidérmica, lo que conduce a la aparición de líneas finas más visibles, así como una textura áspera, escamas en la piel (descamación) o picor pudiendo llegar incluso a causar grietas y sangrado.² Además, la exposición al sol y el uso de jabones y detergentes inadecuados puede favorecer aún más la sequedad.
Afortunadamente, existen formas de ajustar tu rutina de cuidado de la piel y tu estilo de vida para ayudar a prevenir la piel seca.
Dado que la piel seca es una preocupación frecuente en invierno, es importante abordarla ajustando tu rutina de cuidado de la piel para incluir productos que favorezcan la hidratación. Siguiendo los consejos de este artículo, puedes ayudar a manejar tu piel seca en invierno, manteniéndola suave e hidratada durante toda la temporada.